El derecho a entender el lenguaje judicial

Moni Clarin

 

  • Artículo originalmente publicado en la edición del diario Clarín del 14 de noviembre de 2017. Para ver el original, pincha en este lugar

 

Es habitual que los abogados tengamos que explicar a nuestros clientes el significado de alguna resolución judicial, e inclusive de nuestros propios escritos. Ello remite directamente a un tema que está empezando a asomar en el mundo jurídico, el lenguaje de fácil lectura.

Hasta ahora, se consideraba la cuestión en referencia sólo a los grupos vulnerables. Existen Convenciones y programas internacionales[1] que tienden a simplificar el lenguaje en la información dirigida a personas con discapacidad, y también normas que amplían ese derecho a otras personas en condición de indefensión, como minorías étnicas, personas mayores o niños.

En ese sentido, existen antecedentes en diversos países en que una parte de las sentencias está dirigida especialmente a la persona involucrada, utilizando el lenguaje adaptado a su disminución de capacidad o condición étnica específica.

También en Argentina hubo aplicación de este formato en juicios de incapacidad. En uno de ellos el magistrado, luego de agradecer a la mujer haberse sometido a las pericias, se dirigió a ella en estos términos: “Quiero decirle que su vida continuará como se venía desarrollando… Ud. puede vivir sola o con su marido. Como así también puede divorciarse si lo desea. Puede trasladarse sola por la vía pública, utilizar todos los medios de transporte o viajar adonde quiera…”. Otra sentencia incluyó esta parte: “… Buenos días… Te explico lo que hicimos en esta carpeta tuya. Esta carpeta está hecha para ver qué es lo mejor para vos, luego del accidente que tuviste… De los papeles tuyos, y de tus cosas más importantes, se va a encargar tu papá,  pero siempre te va a preguntar primero qué es lo que vos querés…”

Pero la dificultad para entender el sentido de los términos legales no afecta solamente a los grupos vulnerables. A cualquier ciudadano que no tenga formación en Derecho se le dificulta esa tarea.

La jerga que utilizamos incluye términos obsoletos, latinazgos y frases hechas cuyo significado conocemos por costumbre. Terminamos produciendo escritos y sentencias con argumentaciones incomprensibles para el común de la gente.

Es cierto que en Derecho existen términos técnicos irreemplazables, o tipos jurídicos muy precisos, pero nada impide que  –además de redactar las sentencias en el lenguaje jurídico- se incluya una parte redactada en lenguaje corriente que pueda ser entendido por sus destinatarios sin necesidad de que un abogado se los “traduzca”.

En 2014 existió un Proyecto de Ley que no prosperó, que procuraba implementar un formato de fácil lectura para las sentencias de cualquier clase de juicio, agregándoles un apartado en el cual el juez se dirigiera a las partes en lenguaje coloquial. Y se registra el caso de un Juzgado de Paz en Corrientes que adoptó como modalidad habitual la incorporación del apartado especial denominado “La sentencia en lenguaje fácil”, en que explica con palabras sencillas el alcance del fallo.

En tiempos en que la ciudadanía se siente alejada del sistema de justicia, vale la pena volver a poner en discusión un proyecto general que implique una modificación procesal de este tipo.

 

[1]Programa de Acción Mundial para los Impedidos, Normas Uniformes sobre la Igualdad de Oportunidades para las Personas con Discapacidad, Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad

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