EL NIÑO EN LA VALIJA. CUANDO EL CINE SE ANTICIPA A LA REALIDAD

 

* Artículo publicado en CLARIN del 13 de mayo de 2015.  Click para ver artículo

valijaHace un par de años, nos enternecimos con la historia contada en la película israelí “el pequeño tallarín” (“Noodle”), que contaba la historia de un niño chino abandonado por su madre en la casa de la azafata a quien le hacía la limpieza.

Parte de la historia mostraba cómo la azafata –aprovechando las ventajas que su trabajo le ofrecía- trasladaba dentro de una valija al niño (“Noodle”) desde Israel de vuelta a China para reencontrarse con su madre, que había sido deportada.

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En aquel momento, pareció gracioso el recurso utilizado. El niño fue entrenado para meterse adentro de la maleta, acomodarse y respirar en ella.

Pero cuando estas cosas suceden en la vida real, dejan de ser graciosas.

 

El caso sobre el que hoy nos informa la prensa, un niño de ocho años que fue interceptado intentando entrar a España desde Costa de Marfil, nos indigna y nos preocupa, pero no deja de ser una repetición de sucesos que se dan diariamente en algún lugar del mundo: niños en las balsas cubanas intentando alcanzar las costas de Estados Unidos, niños en camiones o a pie cruzando la frontera entre México y ese país, niños en barcos tratando de arribar desde África a Europa -como en este caso- o simplemente niños en campos de refugiados en zonas de guerra o catástrofes naturales, donde permanecen hasta la mayoría de edad y también luego, todos hacinados, todos perdiendo infancia y vida.

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El año pasado se cumplieron 25 años de la Convención de los Derechos del Niño (1989), por lo que se organizaron actos, festejos y conmemoraciones, y en su honor 2014 fue declarado por Unicef Año de la Innovación para la Equidad, en aras de buscar soluciones innovadoras que promovieran el bienestar de la infancia.

En ese contexto, nos encontramos que los deseos y declaraciones de los países distan todavía mucho de ser realidades. En efecto, a pesar de que la casi totalidad de los Estados del mundo adhirieron a esta convención, e inclusive –como es el caso de Argentina- dictaron leyes internas para adaptarse a los principios que contiene, a la hora de hacer efectivos los derechos de la niñez no se muestran tan efectivos como debieran.

La Convención de los derechos del Niño es un tratado de Derechos Humanos, adaptado a uno de los grupos más vulnerables, los niños. Les reconoce derecho a crecer en el seno de la familia, en un ambiente de felicidad, amor y comprensión, y a ser educados en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad. Proclama al interés superior del niño como un principio a tener en cuenta en cualquier decisión en que los derechos de éstos entren en colisión con los de los adultos

 

Reconoce que en todos los países del mundo hay niños que viven en condiciones excepcionalmente difíciles y que esos niños necesitan especial consideración.

La Convención se dirige en primera instancia a los Estados en que los niños están ubicados, y luego a los padres. Los Estados Partes se comprometen a asegurar al niño la protección y el cuidado que sean necesarios para su bienestar.

La comunidad mundial tiene una deuda con todos los niños que por tragedias nacionales no pueden ser amparados por las autoridades de sus países y se ven  por tanto privados de sus derechos básicos, los que no podrán ser restablecidos hasta que se implementen mecanismos multilaterales que involucren a la comunidad internacional toda, con asignación de recursos humanos y económicos compartidos por todas las naciones, en la medida de sus posibilidades.

 

Esto redundará en un futuro mejor para la humanidad.

 

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